Si alguien sostiene o deja entrever la eficiencia de las autoridades, la justicia y los organismos oficiales que controlan el tráfico de drogas en argentina a la hora de actuar coordinadamente en riguroso secreto con la DEA, Colombia, Méjico y España, miente sinvergüenza. Que lo haga el jefe de gabinete no es sorpresa, que otros que presumen de críticos y serios le aseguren difusión es grave.
En una nueva mega operación para embarrar la cancha dicen que lo de Barcelona fue una entrega controlada, como el camión falso Dakar o las manzanas de Río Negro.
Tapar agujeros de a uno es como desvestir un santo para vestir otro. Pone sobre el tapete como circulan impunemente toneladas de cocaína por nuestro territorio, la complicidad de autoridades en silenciar y ocultar otros delitos que están firmemente ligados por los mismos personajes: el triple crimen de Rodríguez o de Quilmes, el de Unicenter, las valijas de Antonini Wilson; el que nunca estuvo en la casa de gobierno, para la campaña de Cristina. Los cientos de viajes de aviones privados contratados por el estado que van y vienen sin control ni explicación; hasta la impresentable ex secretaria de medio ambiente tuvo que irse por ello.
De pronto miles de dudas se atan unas con otras: Anibal Fernández, jefe de gabinete sale días después a vender carne podrida. Reaparecen Antonini Wilson y los vuelos privados, el triple crimen de Gral. Rodríguez, el fusilamiento de los colombianos en Unicenter, inexplicables vuelos a Mar del Plata, y tres viajes de los Julia a Barcelona. Siemens los DNI y el financista rosarino: por referirme únicamente a lo comprobado público y notorio, que está cajoneado en sede judicial.
Si esto está a la vista sin que ningún radical o socialista se hayan agitado tanto como por el problema de sus internas anticipadas y alianzas, eche cuentas de lo que no se ve.
Narcoestado decía días pasados; todos los eslabones son necesarios para que la cadena funcione. Los malos hacen cosas feas porque a los puros que no les gustan miran para otro lado y se tapan la nariz, finalmente todos comen de la misma mano, por eso la sostienen y no la muerden. Razones de continuidad democrática e institucional alegan como suprema razón. El mismo argumento que utilizará el primer mundo de las democracias serias y el de los “hermanos latinoamericanos” para bloquear todo intento de terminar con esta pandilla criminal.
Parece que nuestros funcionarios y jueces saben todo y lo saben antes que ocurra, por eso no se preocupan.
¿Es de la DEA?
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