julio 21, 2010

NO CONFUNDIR, PROVOCAR Y AGREDIR




Son dos tácticas con diferente objetivo de una misma estrategia.
Para no hacerla difícil la primera es el insulto, la mojada de oreja o la tocada de cola; la segunda es el hecho consumado, la trompada o el garrotazo.

Sus límites se confunden al punto que puede decirse que provocar es una agresión “sine materia”
En un caso se busca descolocar al otro con una reacción que lo transforme de ofendido en agresor, justificando cualquier respuesta.
En el otro, la agresión, el objetivo es paralizar o destruir al adversario amparado en una supuesta legítima defensa, teniendo toda la cobertura legal facciosa por detrás.
La guerrilla comunicacional instala con anticipación y paciencia los argumentos para la opinión pública.

No es novedad, simplemente lo pongo por escrito con todas las letras, ocurre todos los días en las familias, en el trabajo, en los negocios y en la política. Es el entramado del próximo conflicto que está en la puerta.
Ocurrió tantas veces que entraron todos como caballos detrás de traidoras yeguas madrinas que tengo la sensación de escribir para las paredes, pero mientras hay vida hay tiempo y esperanza, por eso lo hago.

Hoy ya apareció la reiteración de una simple resolución de Salud Pública sobre el aborto, por la tarde serán palabras, mañana será un proyecto dormido en el congreso.

Guerra religiosa s.XXI la llamé ayer, palabra muy mayor. Se podrá argüir que no están dadas las condiciones, que no hay un sentimiento fanatizado al respecto, craso error; el país sin excepciones está crispado y fanatizado contra la prepotencia y la mentira poco importa que nombre tenga la chispa que inicie el incendio.

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