abril 19, 2007

Masacre en Virginia Tech


Un salvaje episodio, cuya reiteración obliga a reflexionar.
El mundillo de la información se ha conmocionado con todos los elementos del sensacionalismo barato. Un acto de primitiva barbarie en el país líder en derechos, garantías y libertades. El autor un extranjero y asiático. El lugar una tranquila universidad de puertas abiertas. Todo demasiado redondito y dorado.
¿Qué se dice? El problema es la cantidad de armas en poder de civiles por la liberalidad de las leyes para adquirirlas. No obstante que las armas no se disparan solas y es un centenario hábito en la sociedad norteamericana.
Era un psicópata ya identificado y con antecedentes; en un país con 300 millones de habitantes uno, mil o diez mil psicópatas no se registran, están por debajo de toda tasa de incidencia.
Hechos similares se repiten en los EEUU con significativa frecuencia, en todos parece aparecer la misma secuencia: Un sujeto débil mental que desarrolla un psicopatía de carácter vindicativo contra sus compañeros o la sociedad en su conjunto. De requisarse la totalidad de armas de fuego, aparecerán motosierras, serruchos hachas y cuchillos. El problema no es el arma sino la intencionalidad del que la empuña. Lo único que no se verá serán suicidas cargados de explosivos al uso palestino, siendo que armar explosivos y detonarlos es mucho más simple que comprar un arma, para lo que al menos se necesita tener la edad legal, basta operar un procesador, entrar en “internet” y la información asombra. El carácter vindicativo de los episodios requiere ver y disfrutar del acto, disparar un misil o inmolarse no tiene gracia para estos sujetos.
La gran pregunta es porque en un país que se exhibe como el modelo ideal al que deben aspirar todas las naciones del mundo; que ha alcanzado niveles de bienestar, impensables, políticamente estable, es capaz de generar periódicamente estos episodios de rechazo desconocidos en Asia, Europa y América o porque en el país de los analistas, todos miran para otro lado.
Lo grave no es lo que falla, sino la incapacidad de reconocerlo y repararlo.
No es oro todo lo que reluce se dice, y si no es oro ¿a que vamos por ello?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Escalofriante. ¿Cuántos de esos andan sueltos..?