Hugo Moyano y la CGT a la mandamás (1)
Esto se dijo se escribió, se firmó y se envió, un verdadero sapo para comerse de un bocado sin pronunciar palabra. No tiene respuesta posible.
Le salió tan redonda al Hugo que hasta se permitió decir que quiere quedarse cuatro años más ¿Por qué otros si y el no?
La reacción fue la de siempre, se escondieron todos en Olivos para elucubrar la maldad siguiente. Conociéndolos, si se los deja solos darán un salto hacia el precipicio.
En solo diez días desde que reasumió, se echó encima al campo, a los trabajadores, a las petroleras, automotrices y a todos los argentinos con el tarifazo y el sube que nadie, ni ellos mismos saben de cuanto será.
Tampoco hay que confundirse, Moyano no es el bueno ni lo tengo por amigo solo porque enfrente a mi enemigo.
Se terminó la comida y la fiesta es hora de pagar. Tiene pendiente su cuenta por haberse aliado y sostenido a los depredadores, por veinte monedas de plata; no tiene ni el recurso de todo militante o mercenario: la obediencia debida; los kirchner no son ni nunca fueron de su palo.
No pasa de ser un Scioli, un Solá, Duhalde, Binner, Macri o Alfonsin, todos haciendo fila para poner la cabeza en el tajo.
Quizás cuando pasen todos los mercenarios que juegan de oficialistas o de opositores, porque hasta donde se ninguno se ajusto el cinturón ni se empobreció; habrá llegado el momento repensar en serio que puede hacerse para reconstruir una sociedad sin lujos derroches ni abusos, con la modesta pretensión de vivir y tener un futuro.
En la que no existan los argumentos tramposos del desarrollo y el crecimiento que tanto seducen a la progresía caviar.
¡¡¡Mamma hazme grande que zonzo me hago solo!!!
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