Hace un par de años comenzaron a conocerse las primeras informaciones; por el calentamiento del agua, por la pesca indiscriminada de sus depredadores naturales, que se reprodujo por H, por B o por Z, las medusas invadieron el mediterráneo. Paralelamente al dato y al previsto aumento del nivel de los mares, los planificadores humanos invierten multimillonarios recursos en urbanizar la Costa del Sol, al punto que desde el mar la costa es una continua muralla de cemento.
Como de costumbre la naturaleza por un lado y la civilización por el otro, kilómetros de fantásticas playas enfrente de la puerta de casa que serán para mirar de lejos, meterse en el mar ni en sueños. Una brillante inversión.Hasta acá el problema. El Ministerio de Medio Ambiente de España ya tiene la solución, el “Plan Medusa” para el próximo verano que no viene, ya está, llega en una semana.
Pensaron que lo que ocurría en Japón era problema de los orientales, pero los mares no tienen fronteras.
¿Habrán averiguado quien depreda a las medusas aparte de las tortugas bobas? Porque con tanto alimento, vaya a saber quien llega el próximo año o que tamaño desarrollarán “las bobas”.
No es un dato despreciable si se considera que la presencia y proliferación de las medusas responde al exceso de alimentos que tienen; en Japón, llegan a 1.80 mt. de diámetro y 150 Kg. de peso (¡una bolsita de agua!) Importar tortuguitas del golfo de Guinea para que se coman todas las medusas, ¿no es recomenzar el ciclo y fabricar otro problema?
Cayucos, pateras, medusas, ladrillos de polvo blanco que se transforman en brillantes ladrillos rojos; las costas se han transformado en un verdadero problema en España.
A no quejarse, los japoneses tienen tifones, tsunamis y también medusas, con toda su eficiencia no las pudieron controlar y las crían bien gorditas.
Gourmets a trabajar se viene la sopa de tortugas bobas y la Mousse de medusa.Un consejo: primero lea y después invierta, primero pensar y después hacer planes.
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