abril 14, 2013

DEMOCRATIZAR LA JUSTICIA




No todo lo que reluce es oro ni todos los ángeles son buenos.

Cuando hay tanto ruido detrás de un simple trámite parlamentario -seis proyectos de ley para democratizar la justicia- es forzoso preguntarse ¿Qué hay detrás?

Especialmente cuando salen a la arena con particular virulencia una panda que incluye al perro Verbinsky, a Julio Strassera, a Piumato, Alfonsin, Yoma, Pino Solanas y otros, mientras mira entretenido el debate el inimputable pescador de río revuelto Zaffaroni, casualmente los mismos republicanos respetuosos de la división de poderes que sacaron imputados de sus jueces naturales los juzgaron, sentenciaron y condenaron con leyes posteriores a los hechos para internarlos y eliminarlos en  campos de concentración.

Téngase en cuenta que anualmente se renueva la delegación extraordinaria de poderes a la dictadura sin que se escuche un chistido.

Después de darle vueltas al asunto me parece que encontré la punta del ovillo.

PANICO, si señor pánico, así como lo lee.

Todos sabemos que la tortilla se da vuelta y que el péndulo regresa con la misma fuerza con que llegó a un extremo.

Casualmente todos los enojados saben que esto no se sostiene.

Todos recordamos cuantos años usaron para su conveniencia las llamadas infames leyes de las dictaduras.

Solo razone un minuto, ¿cuánto resolvería el día después contar con estas leyes para depurar tribunales inferiores, cámaras y Corte de militantes y aprendices sin meterse en el berenjenal poco democrático de derogar leyes por decreto, amordazar a la prensa y la opinión o abolir derechos individuales.

En fin la suma del poder a una persona, en nuestro caso particular a una psicópata soberbia sin límites.

¿Se tiene verdadera conciencia que nuestro país es ingobernable con el fárrago de leyes, resoluciones y jurisprudencia instalada?

Es francamente esquizofrénico que nos regalan la barca para cruzar el Haedes y se la devolvemos.

De todas maneras será un trámite y al que no se alinee lo borran de la nueva edición de la Nomenklatura.

No hay comentarios: