NI TURISTA, SOCIO, INVERSOR O SALVADOR
SIMPLEMENTE EL PRESIDENTE DEL BRASIL
Sin pretender dar una opinión acerca de la visita del Presidente del Brasil, asunto que me excede por falta de información, hay lecturas que no se escapan.
Luiz Inacio Lula Da Silva no hace turismo social a costa de los brasileros, todos sus viajes tienen propósitos definidos y concretos. Negociaciones, las pueden llevar adelante las embajadas, la sola presencia del Presidente es un mensaje y vale más que mil palabras de representantes y embajadores. A buen entendedor pocas palabras bastan.
Viene con trescientos empresarios más los llegados en la semana anterior, no es una comparsa es una legión de centuriones veteranos.
¡¡¡Inversores!!! dicen alborozados los tilingos locales, el Brasil no invierte en Argentina, la compra de a poco, es lógico, nadie en su sano juicio invierte en los competidores, trata de comprarlos o sacarlos de circulación.
Viene un Presidente acompañado por la fuerza productiva que le da poder, a poner todo el peso del gigante que gobierna en defensa de los suyos.
El Brasil nació imperial y lo ha seguido siendo con mayor o menor fuerza en todos sus gobiernos, es bueno que cada uno se esfuerce en ser lo que es, en lugar de querer parecer.
El abismo histórico entre Itamaraty y el palacio San Martín es más que elocuente y se agiganta cada día.
Pretender capitalizar su presencia como una mano amiga que viene a sostener un gobierno que se cae, forma parte del delirio gobernante. Como la desubicada invitación a Chávez a sumarse a la reunión.
Ni viene a dar una mano ni a hundir a nadie o llevarse una tajada; viene a repartir sopapos por lo que le hacen a los suyos y por el riesgo que significa para Brasil el colapso de Argentina de seguir por el camino que va. Somos su complemento, jamás competidores podrán ser socios, salvo para eliminar a un tercero que perjudica a ambos.
Una vez más la esquizofrenia y soberbia de los Kichner y la dirigencia “flor de ceibo” que reemplazan la realidad por su delirio interior acelerarán su caída libre al vacío, esta vez arrastrando a todos sus socios y mercenarios empresarios e industriales. Los argentinos ya estamos condenados, solo nos queda el consuelo de tontos: “que el mal sea también de los muchos intocables, que han sostenido y financiado esta plaga”
Brasil está como Argentina ante una oportunidad histórica y a diferencia de ella exprimiéndole todo el jugo posible; no la va a desaprovechar ni permitir que nadie le haga una zancadilla y así debe ser por más que nos duela, somos los únicos responsables de los descerebrados que nos gobiernan, tanto los que los votaron como los que los mantienen.
No me sorprendería ver en poco tiempo la “mano amiga” empuñando el hacha del verdugo. Jamás podría inspirarme rencor o desilusión, por muy fuerte que sea el amor a mi patria. Los que nos conducen al desastre son invasores que pertenecen y sirven a otro país, el de los apátridas renegados.
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