septiembre 10, 2007

Gran premio nacional

Una fiesta del turf político argentino; terminaron aprontes, desfile, pálpitos y fijas, se dijo todo sobre sangre, cuidador y monta; en la cancha se ven los pingos, cerraron las ventanillas, sonó la campana y ¡Largaron!

Por primera vez en la historia, no brama la popular ni palpita la oficial, silencio total, Es una carrera rara, una sola yegua corre a ganar, en el lote van por el place, sin apurarla, no sea que se manque y otro tenga que ganar. Por increíble que parezca serían capaces de rodar todos antes de llegar al disco primero.
Más que el honor, el premio y la corona parece (y así es) que los esperara el castigo.
Lo sabe la “cátedra” por eso el silencio, la falta de apuestas y el frío glacial, que no es climático es pasional, nadie se calienta con yeguas y matungos de circo. Está arreglada, es parte del juego.
Gane quien gane, “se igual de pior”. Unos van a profundizar y otros a cavar la fosa.

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