febrero 02, 2006

Manual del paciente internado

Relájese, tranquilo, Dios lo protege y el médico es su mano ejecutora.
Ha entrado a un nuevo mundo en el que poco de lo que sabía o hacía le va servir, esa es la razón de este instructivo, ayudarlo a transitar por ésta, ya de por si, desagradable experiencia.
En la institución asistencial que ha ingresado, sea pública o privada, se superponen e imbrican tres niveles, cada uno con su autoridades y jurisdicciones. La puramente asistencial, la hotelería y la administrativa, por lo que de tener algún inconveniente debe necesariamente dirigirse a quien corresponde, si es asistencial al médico, si es sobre servicios de hotelería (ropa de cama, limpieza, comidas) a la mucama y si es administrativa a la gerencia.
A partir de su ingreso pasa a ser un número, el de su habitación, será el 15, el 32, o el 125 no se trata solo de una costumbre es mucho más, significa que al no tener nombre perdió las prerrogativas o consideraciones que podía tener en la vida civil, ahora es uno más.
Sepa que el personal trabaja en tres turnos: de 06 a 14, de 14 a 22 y de 22 a 06, tanto enfermeras como mucamas cuando toman el turno o cuando lo dejan tienen muchas tareas, no es el momento de llamar por pavadas. Varias veces por día ambas pasaran por su habitación, ese es el momento de las preguntas, cuanto menos use el timbre para llamarlas más puntos a favor acumulará con el personal y comenzará a ser alguien; “el que no molesta”.
No se impaciente por ver a su médico, si le dijo que viene a las nueve es puramente estimativo y esa hora es la de llegada a la institución, de la puerta de calle a la de su habitación hay un largo recorrido y muchas etapas. Jamás un médico con un poco de experiencia verá a sus pacientes internados sin recibir primero un completo informe de la enfermera, sin ella todo profesional no pasa de ser un pato fuera del agua. De esto se desprende otra verdad; ni la más suculenta propina convertirá a la enfermera en su cómplice, su fidelidad y lealtad son absolutas, son los ojos y oídos del médico, todo lo que diga o haga el medico lo sabrá antes de verlo, incluso si recibió visitas, cuantas y quienes. En un Sanatorio u Hospital se sabe absolutamente todo de todo.
Cuando le traigan la medicación, le apliquen una inyección, le tomen la temperatura o le controlen la presión ni pierda el tiempo en preguntar, le van a mentir. Son profesionales y expertas en salir del paso, el ser humilde, ignorante y sumiso asegura el mejor pasar en esta desagradable experiencia. Recuerde que es una norma que al paciente internado no se lo debe perturbar ni intranquilizar, por lo que es necesario que permanezca ignorante y ajeno a todo. No piense que le ocultan algo, le ocultan todo, a usted y a los demás, es la sagrada Ley del Silencio.
La comida es un ítem aparte. Depende que el médico haya dejado alguna indicación específica o simplemente dieta general, que es la de todos a criterio de una nutricionista que siempre hay, si algo está mal, frío o crudo “coménteselo” a la mucama casi como una confidencia, en principio usted no está internado para comer. Si pide a un familiar que le traiga algo de afuera, sepa que antes de verlo todo el personal ya está enterado y cualquier mucama que se precie, es capaz de identificar en el canasto del baño todos los envoltorios que se usan en los comercios de la zona, y hasta detectar de un golpe de vista esa manchita de grasa o salsa de tomate en la sábana. Tanto es así que desde la estación de enfermería se controla a todo el que entra o sale, cuantas veces vino y cuanto tiempo estuvo, no es parte del trabajo es hábito, siempre el que sabe más esta en mejor posición y como en las instituciones asistenciales los imprevistos son la norma, es conveniente estar bien parado o tener el dato que todos ignoran.
Mientras dure su internación si puede levantarse de la cama y caminar, hágalo únicamente si se siente muy seguro y con extrema prudencia, una caída aún sin ninguna consecuencia es lo peor que le puede ocurrir, se disparan todas las alarmas. Hay que saber con certeza porque se cayó y porque estaba solo, en cada “mentidero” alguien aportara un dato, “no es la primera vez,” “no le hace caso a nadie”, “hasta la mujer se cansó” etc. Su situación puede volverse insostenible.
Si quiere retribuir atenciones (propina) no olvide que es “eso” y no tener un cómplice, enfermeras y mucamas tienen sus días francos y pueden cambiar de sector, la de hoy quizás no la vuelva a ver. Con las que cubren el horario nocturno es más fácil, pida en un comercio cercano unas pizzas y gaseosas para la 2-3 de la mañana, ese horario es oro en polvo y queda bien con todas o unas medias lunas a primera hora, en otro horario absténgase, ya está todo el personal administrativos, médicos y visitas, no queda prolijo ver a las enfermeras comiendo en su lugar de trabajo.
Nunca se quede con preguntas es muy difícil volver a encontrar al que salió de su habitación.
Hoy le han dado el alta, al saberlo quizás caiga en la cuenta que es más importante irse que si se curó o no. De lo que si estoy seguro es que se va a cuidar con tal de no volver a pasar por lo mismo. Ah y no se olvide de su familia, la pasó tan mal o peor que usted.
No cometa al irse el error de considerarse un “veterano” por más sano y garantido que se vaya, nada obsta que el día más imprevisto por cualquier razón y siempre cuando esté más ocupado tenga que volver. Jamás podrá dominar el sistema, como mucho si lo comprendió pueda hasta cierto punto usarlo, está solidamente armado para someterlo, no por una desviación sádica sino porque su sometimiento se considera el primer y necesario paso del tratamiento. Los recursos son infinitos, si no alcanza la persuasión y las buenas maneras, alguien dejará caer el comentario entre sus familiares o amigos “A ver si ustedes pueden hacer algo...” “se rebela contra todo, es como un chico malcriado”, por muy cabrón que sea no podrá resistir la presión y la vergüenza de toda su parentela. Hay pequeñas frases que oportunamente dosificadas causan un efecto espectacular, cuando por la mañana la enfermera le pregunte como pasó la noche, insinúe como al pasar alguna molestia
- ¿Por qué no llamó, si tiene indicados calmantes cada vez que precise?
- Por no molestar, era muy poco, ustedes trabajan toda la noche… “hazte fama de sufrido, de corderito desvalido y héchate a dormir”, ninguna mujer resiste el instinto maternal si se le sabe tocar la cuerda adecuada. Su fama va a trascender, no olvide que si se va “vaya a saber que pesado viene a su cama”.
Me ha quedado por lo que veo un tercer manual; el de familiares y visitas, alguna vez le tocará serlo y es probable que tenga en su beneficio que imponer a los suyos ciertos límites y normas, volveré sobre esto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Fabuloso. La ha clavado. Es exactamente así. Es increíble ver como en todos los países éstas cosas se repiten, debe ser una cuestión genética de los médicos y enfermeras.