“El 65% de la población Boliviana es indígena” o, en la versión de Don Pepe Evo Morales, “Pertenecemos a los pueblos originarios del mundo” ¡¡¡Pavada de genealogía!!!
De dónde viene esta “verdad instalada”. El último censo oficial de Bolivia de 2000/2001, tenía una pregunta cuya redacción aproximada era: ¿Sabe si entre sus antepasados alguno era indígena? Respuesta si/no. En Chile se cometió poco antes el mismo error, omitir la alternativa de mestizos a los que si pertenece la mayoría de los Bolivianos. El “si” asentado por los encuestadores, presumiblemente tan iletrados como los encuestados, disparó el resultado de un censo preparado para que diera ese resultado, que se reprodujo en todo el mundo por la boca y la pluma de gansos de los que por la función que cumplen debieran tener un mínimo de autocrítica.
Toda la prensa repitió hasta el hartazgo “el primer presidente indígena”, como si se tratara de un hecho insólito digno de ser resaltado. ¿No es Boliviano Morales? Parece que lo de indígena le da lustre. Si uno recuerda que Chou en Lai o Mao Tse Tung también lo eran y mucho más puros que Morales no se comprende la sorpresa, nadie hizo ruido cuando no hace mucho se canonizó en Méjico a Juan Diego, aunque de Santo a Presidente haya un abismo.
Es creciente la tendencia a instalar afirmaciones mentirosas como verdades absolutas de las que nadie duda o esta mal visto cuestionar. Forma parte de la política de teñir todo de ideología, vaciar el contenido y llenarlo de mentiras, lo escribía ayer con referencia a la violencia y a las víctimas. Hay condiciones que visten, dan lustre y si eventualmente resultan perjudicados la gravedad del acto es extrema. Hace poco fue para la opinión pública, sensacional que una mujer, Angela Merkel, ganara las elecciones en Alemania. Peor ocurrió en Chile, porque no siendo seguro el resultado se convirtió la elección en una compulsa entre machistas y feministas y se insinuó entre las dificultades de que triunfara la Dra. Bachelet “el machismo de los Chilenos” realmente la estupidez no tiene límites ¿Las mujeres no serán humanas, para estas gentes que tanto se sorprenden?
Por hoy son solamente dos, hay miles, algunas me hierven en la cabeza y hace rato les estoy buscando la arista, más que arista la coyuntura para entrarles hasta el hueso.
Las hay de todo tipo, las que parecen serias por la dificultad de comprobarlas y las burdas que de tan poco serias no se comprende como se instalan, el mecanismo es siempre el mismo, son como se dice “políticamente correctas” o responden a la filosofía progresista de demoler todo lo que estaba, o la “humanitaria” de defender a pobres y ausentes, seres en extinción sean estos indios americanos, ballenas francas o focas del ártico.
Se proclaman a voz de cuello sabiendo que no habrá quien las cuestione y allí está el secreto, no es que avanzan sino que retrocedemos, por situaciones como esta se instaló aquel viejo dicho “la culpa no la tiene el cerdo sino quien le da de comer”
De dónde viene esta “verdad instalada”. El último censo oficial de Bolivia de 2000/2001, tenía una pregunta cuya redacción aproximada era: ¿Sabe si entre sus antepasados alguno era indígena? Respuesta si/no. En Chile se cometió poco antes el mismo error, omitir la alternativa de mestizos a los que si pertenece la mayoría de los Bolivianos. El “si” asentado por los encuestadores, presumiblemente tan iletrados como los encuestados, disparó el resultado de un censo preparado para que diera ese resultado, que se reprodujo en todo el mundo por la boca y la pluma de gansos de los que por la función que cumplen debieran tener un mínimo de autocrítica.
Toda la prensa repitió hasta el hartazgo “el primer presidente indígena”, como si se tratara de un hecho insólito digno de ser resaltado. ¿No es Boliviano Morales? Parece que lo de indígena le da lustre. Si uno recuerda que Chou en Lai o Mao Tse Tung también lo eran y mucho más puros que Morales no se comprende la sorpresa, nadie hizo ruido cuando no hace mucho se canonizó en Méjico a Juan Diego, aunque de Santo a Presidente haya un abismo.
Es creciente la tendencia a instalar afirmaciones mentirosas como verdades absolutas de las que nadie duda o esta mal visto cuestionar. Forma parte de la política de teñir todo de ideología, vaciar el contenido y llenarlo de mentiras, lo escribía ayer con referencia a la violencia y a las víctimas. Hay condiciones que visten, dan lustre y si eventualmente resultan perjudicados la gravedad del acto es extrema. Hace poco fue para la opinión pública, sensacional que una mujer, Angela Merkel, ganara las elecciones en Alemania. Peor ocurrió en Chile, porque no siendo seguro el resultado se convirtió la elección en una compulsa entre machistas y feministas y se insinuó entre las dificultades de que triunfara la Dra. Bachelet “el machismo de los Chilenos” realmente la estupidez no tiene límites ¿Las mujeres no serán humanas, para estas gentes que tanto se sorprenden?
Por hoy son solamente dos, hay miles, algunas me hierven en la cabeza y hace rato les estoy buscando la arista, más que arista la coyuntura para entrarles hasta el hueso.
Las hay de todo tipo, las que parecen serias por la dificultad de comprobarlas y las burdas que de tan poco serias no se comprende como se instalan, el mecanismo es siempre el mismo, son como se dice “políticamente correctas” o responden a la filosofía progresista de demoler todo lo que estaba, o la “humanitaria” de defender a pobres y ausentes, seres en extinción sean estos indios americanos, ballenas francas o focas del ártico.
Se proclaman a voz de cuello sabiendo que no habrá quien las cuestione y allí está el secreto, no es que avanzan sino que retrocedemos, por situaciones como esta se instaló aquel viejo dicho “la culpa no la tiene el cerdo sino quien le da de comer”
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