noviembre 15, 2005

Dudo de las dudas

Torre de Babel
Una muy buena noticia es el anuncio del señor Gutiérrez de la Concha, acerca de la inminente llagada a América del Diccionario de las Dudas. Dice la declaración que la prensa le atribuye la necesidad de “bajar a la calle que es donde se hace el idioma”, inobjetable el concepto pero creo que incompleto, más bien antes que bajar debiera subir a los medios, a los funcionarios de gobierno, magistrados, políticos, profesionales y educadores; si bien es cierto que es en la calle donde se plasma el idioma, no es menos cierto que en esos otros, más altos niveles, es donde se lo destruye.
La calle tiene sus códigos, ella y la lengua en la que se expresa, tienen sus anticuerpos que felizmente eliminan palabras que carecen de significado y solo son modas que desaparecen en menos tiempo del que tardan en instalarse, siempre de arriba hacia abajo.
Ha pasado con miles de ejemplos y seguirá pasando, lo que hoy se califica de “fashion” o “glamoroso” en muy poco tiempo o quizás ya, será una cursilería capaz de incendiar al que la pronuncie, y ya se sabe que no hay mayor temor que al hacer el ridículo.
El verdadero problema no es la calle donde hay modas efímeras como en todas partes, el problema es la TV, los diarios, las revistas y los mensajes que pasan al aire personajes con barniz de cultos y preparados. Esos que inventan palabras para pasar por cultos ante un auditorio que jamás las escuchó y que con su disfraz matan los anticuerpos del idioma. He sido testigo del parto y crecimiento de algunos de estos monstruos. “Se profugó” (por se fugó), lo acuñó un notero de TV sin la menor intencionalidad y a la semana estaba en boca de conductores, comentaristas, abogados y magistrados hoy ya parece haberse firmemente instalado.
En boca de un abogado:
- Dr. ¿cuál es la situación de fulano?
- Su estado es de profuguez. (¡!)
Será cuestión de distribuir diccionarios o prohibir la salida al aire de programas o notas sin editar o corregir, ¿tanto trabajo hay en la Argentina que los medios no consiguen correctores o simplemente maestros o profesores de castellano?.
La otra gran cueva de depredadores del idioma son las empresas que hacen doblajes y traducen “a la que te criaste” palabras del ingles al castellano. En realidad no traducen utilizan un traductor electrónico diseñado por un experto informático que de idioma : nada.
Esta página tuvo un traductor al ingles, después de infinidad de críticas de quienes tienen un fluido dominio de ambos idiomas, me hice retraducir al castellano la versión inglesa del traductor y fue su último día. A partir de ese momento descubrí el origen de tantas barbaridades que se escuchan y se leen, quien tenga acceso a uno de esos monstruos haga la prueba y póngase en el lugar de quien va a leer en ingles el texto que usted redacto en castellano.
La calle no gasta U$S 35, en un diccionario aunque no dude en invertir el doble en Harry Potter.
La calle siente, tiene el atávico recuerdo de su idioma común e incluso de las raíces que comparten los pueblos que se han refundido y la nutren.
Llevando la cuestión un paso adelante ¿Alguien cree sinceramente que se tengan dudas? Y si se las tiene ¿a quien le importan?. El tenerlas o resolverlas es propio de un cierto nivel de excelencia hoy muy devaluado.
Suprimamos mejor por la salud del idioma, la demagogia barata de la simplificación para nivelar por lo bajo, dejemos de embestir contra la “P” que ya es la paria del idioma, ¿por qué esos “setiembre” y “sicología” que agreden la vista y el oído, que mutilan la raíz sin beneficio para nadie?.
En América hemos conservado el idioma y lo hemos enriquecido sin vulnerarlo como hoy se lee hacen en España, y con todas las opiniones contrarias que respeto, acá seguimos hablando el castellano porque en su lengua está la universalidad de Hispania, porque desde su origen estas tierras fueron parte de la corona de Castilla. Y cuando nos enfrentamos fue con los godos, porque para nosotros España nunca paso de ser una creación artificial. Nos autodenominamos Hispano-Americanos, nunca hubo Españoles en estas tierras y si Gallegos, Vascos, Andaluces o Catalanes. Sabiduría de la calle, que le dicen.

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