Indudablemente la
historia es maestra, unos nacen, otros se hacen y perfeccionan, comienzan casi
justificados para acabar todos igual, solos con su delirio y soberbia.
Es la historia novelada de Dionisio I de Siracusa allá por
el siglo V a.C.
Pasaron los siglos y siguen los mismos de hoy: Demócratas,
Aristócratas y Populistas igualitarios; la masa ignorante y las oligarquías de
arriba y de abajo
De como se pasa de justos reclamos a la autocracia absoluta
sin piedad.
La Magna Grecia repite
en sus colonias occidentales los celos, alianzas y traiciones de sus
metrópolis.
Iguales razones y
argumentos: que haya justicia, eliminar desigualdades y la pobreza repitiendo métodos,
destruir y exterminar a los otros, sus parientes o descendientes.
Las Compañías germen de las mafias y asambleas populares
digitadas o parlamentos en los que no se parla se vota a libro cerrado la
orden.
Lo de tropezar dos veces con la misma piedra no es frase
hecha, es una constante a punto de repetirse.
Ciencias políticas, sociología e historia y repetidas
constantes; mesas chicas de consejeros cada vez menores, hasta que el nepotismo
es necesario; leales que acaban siendo alimento de ratas, perros y cuervos
llámense Nissman, Rafecas, Oyarbide, Timermann, el Morsa, Boudou o Scioli.
El texto es de un maestro de la novela histórica Valerio
Massimo Manfredi: El Tirano, editorial Grijalbo novela histórica.
La soberbia y la impunidad aseguran que los tiranos no se
van ni los sacan papeletas electorales o asambleas, se los saca con los pies
por delante y de sus mercenarios y sirvientes no queda la memoria ni la bolsa
que acumularon.
Hay un tiempo para cada cosa, como bien lo escribió Plutarco
(46-125) que sabía de estas cosas por haberlas vivido:
No cabe duda en efecto, que la Divinidad utiliza a
ciertos hombres con el fin de castigar la maldad de otros y hace de ellos en
cierto modo unos carniceros, antes de aniquilarlos.
También es antiguo y cierto que los Dioses primero ciegan a
quienes quieren perder.
Como somos vivos y modernos despreciamos lo viejo ¿Alguna
divinidad nos habrá cegado?
No hay comentarios:
Publicar un comentario