Se que es asunto que ya cansa y satura, pero como insólitamente nos roza merece unas líneas.
Ante periodistas confesó en Paris que en su carrera a la presidencia de Francia tenía tres defectos el amor por el dinero, las mujeres y ser judío. Así dijo el personaje a confesión de parte relevo de prueba.
Que el socialista ha hecho reiterados meritos propios para que lo degüellen es una cosa, que no excluye que esta vez parece que una mucamita le hizo la cama.
Solo fue el brazo ejecutor de la yunta de franceses y americanos que siempre funcionó de maravillas a la hora de hacer porquerías desde que financiaron la independencia de los del norte solo para molestar a los ingleses.
Allí está como testimonio la estatua de libertad.
Sarkozy se sacó de encima el molesto zángano que le zumbaba cerca. De los americanos no se y prefiero no saberlo; sus intereses son tan extensos que incluso llegan a ser contradictorios; pero que son partícipes necesarios no hay ninguna duda.
Un argentino, miembro del Consejo Judío Mundial: David Blejer, repatriado del FMI después de un escándalo de polleras con el Patrón-Gerente, que disciplinadamente se comió en silencio, para suceder a Martín Redrado en el Banco Central, fue vengado.
Se sacó de encima a su mujer la Piroska Nagy que solo usaba de anzuelo para pescar tiburones, la que fue cariñosamente eyectada del FMI para aterrizar sobre un colchón de libras esterlinas a seducir caballeros británicos siempre sensibles a los encantos continentales; ahora lo frieron al galán, presumo que algún servicio en pago tendrá que hacer para volver al ruedo.
¿Qué orejas estará calentando nuestro discreto personaje en vísperas de elecciones y vacantes?
¡¡¡UNO MENOS!!! Lástima que tengan infinitos repuestos pero el material no es el mismo este era de antes de la guerra. Algo es algo.
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