diciembre 04, 2007

Es ley: a morir con "Dignidad": Rapidito y barato

Legislan sobre dos temas polémicos: sanciones sin precedente en el país
Río Negro legalizó la "muerte digna"
La norma permitirá a los pacientes terminales negarse a recibir tratamientos que les produzcan sufrimiento o dolor


¡Con dignidad, se vive, burros, no se muere!
La ley sancionada en Rió Negro que llaman muerte digna, es hasta el momento el “non plus ultra” del disparate reglamentrista. Una verdadera bolsa donde han metido todos los gatos que encontraron. Inclusive modificar el código penal.
La confusión de conceptos en que incurre La Nación al redactar la información solo puede ser producto de muy mala leche o del nivel oligofrénico de sus redactores.
En efecto tres falsos conceptos se introducen en la información; 1º que a tal derecho (¿cuál?) se opone la Iglesia Católica; 2º que la norma “protege” a los médicos y 3º introduce una fantástica confusión entre cuidados paliativos, eutanasia y suicidio. Confusión que forma parte de la redacción de la ley, por lo que no resulta aventurado suponer que es una técnica legislativa para habilitar la eutanasia de contrabando Improvisados diletantes del derecho sentados en un juzgado, interpretarán después la ley.
Honestamente me cuesta seguir escribiendo sobre este nuevo derecho que graciosamente se nos concede. Lo hago porque como profesional de la medicina, con larga experiencia en estas situaciones límite, no puedo callar ante tal patraña.
Eutanasia, homicidio legal o piadoso y suicidio son dos conceptos claramente distintos, en uno se mata o deja morir a otro que está impedido de valerse por si mismo, sustituyendo su voluntad o erigiéndose en intérprete de la misma con justificaciones sensibleras. Suicidio es suprimir la propia vida por decisión personal. Terapias extraordinarias, su nombre lo define, nada tienen que ver con la alimentación e hidratación ni con la reciente especialidad de los cuidados o terapias alternativas; aquellas que se prodigan cuando la ciencia tiró la toalla y solo queda acompañar a bien morir, cosa bien distinta a darle el empujoncito final.
Siempre existió el derecho, sin necesidad de ley alguna de decidir si se acepta o rechaza un determinado tratamiento, actualmente nadie entra en un quirófano o es sometido a un procedimiento cruento o invasivo, sea diagnóstico o terapéutico sin haber previamente otorgado la correspondiente autorización por si mismo o por familiar responsable, en caso de no poder hacerlo. Consentimiento informado, se llama. Cualquier paciente internado puede darse su propia alta a condición de dejarlo asentado por escrito. El profesional si está en descuerdo, con la decisión del paciente o su familia, simplemente deja constancia de las razones de su decisión de negar el alta médica. Alta voluntaria se llama, tiene nombre y todo. De hecho he utilizado tal derecho, que siempre me fue resistido hasta que amenacé con denunciar la privación ilegítima de la libertad. El derecho estaba, es inherente a la persona, cuesta mucho ejercerlo. La resistencia siempre es hija en estos casos, del temor de los responsables de haber hecho algo impropio o haber dejado de hacer lo indicado. “cola de paja”

Hay una expresión tras la que se esconden los asesinos legales y los que reglamentan la vida y la muerte de otros: “Evitar el dolor y el sufrimiento” Lo que es materia exclusiva de la medicina, hoy lo resuelven con leyes los legisladores. Pocas cosas deben existir tan subjetivas y personales como el dolor y el sufrimiento, para que cualquier ignorante se atribuya la capacidad de medirlos y reglamentar cual es el punto a partir del cual hay que intervenir. Tengo serias sospechas que el legislativo de Río Negro esta incursionando en el ejercicio ilegal de la medicina y por su peligrosidad, para si mismo y para terceros no hay fueros que los protejan. Debieran estar entre rejas.
Soy testigo válido que quienes defienden las posiciones extremas: encarnizamiento terapéutico y eutanasia, lo hacen a partir de la misma soberbia, creerse señores absolutos de la vida y de la muerte, todo lo demás son aditamentos, salsas y ramitas de hierbas para que una vez “emplatada” la carne podrida, luzca bien gourmet, como dicen ahora los cocineros.

Hay un tercer elemento, que es tabú, no se lo menciona. Como me he pasado la vida enfrentándome al concepto mafioso corporativo de las profesiones, puedo decirlo.
El mundo de la medicina hoy es un gigantesco bazar persa. Comercio descarnado de miserias y seres humanos. Cuyas primeras víctimas son enfermos y médicos. Esto toca particularmente más que a los profesionales individuales a las instituciones y empresas. Los estados, sea el que sea su nivel de desarrollo y prosperidad, son impotentes para garantizar con un mínimo de responsabilidad una prestación suficiente a todas las personas, cualquier razón en contrario es puro sofisma o fantasía sin sustento lógico.
En la actividad privada nadie invierte para perder, conclusiones obvias.

En esta simple realidad está la madre del borrego. Una cuestión económica.
Los estados no pueden gastar ni renunciar a la demagogia barata. Los privados no pueden perder y tienen que someterse a los derechos sociales.
Hedonismo y nihilismo en estado puro.

Costos de mantenimiento, inversión para reposición e incorporación de nuevas tecnologías que se han disparado a límites inconcebibles. Si la salud es un derecho gratuito, a nadie se puede negar el acceso a un recurso disponible. Esto por un lado y por otro que todos queremos y exigimos una respuesta, un diagnóstico, el tratamiento y la curación ya mismo, el ritmo de vida a substituido el tiempo de estudio, consulta, análisis y reflexión del profesional por el dato objetivo de una determinación técnica, millones de estudios sin sentido se hacen diariamente, porque la técnica reemplazó al conocimiento y a la experiencia y porque hay que amortizar las tecnologías incorporadas.
Suena duro para quién sea ajeno a este mundo de miserias. Es la realidad sin tapujos, detrás de ella se esconden las estadísticas de giro de camas, cama caliente y rentabilidad. A quien no se le puede seguir facturando, se convierte en un parásito social, perdió el derecho a la salud y a la vida, los sentimientos, el dolor y el sufrimiento, a la basura, total son de otro. Quien no consume extras, tiene que dejarle el sitio a otro, que pueda pagárselos.
Quédense bien muertitos y sigan descansando en paz Hipócrates y Galeno, ustedes nunca se enteraron a que profundo inframundo cayeron sus discípulos empresarios asociados a políticos influyentes.
Angelus Dominical
VATICANO, 02 Dic. 07 (ACI) .- Al presidir hoy la oración del Ángelus en el primer Domingo de Adviento, el Papa Benedicto XVI animó a todos a despertar en sus corazones la espera de Jesucristo y aseguró que es el amor, y no la ciencia, el que puede redimir al hombre que necesita dramáticamente de Dios y que sin Él el ser humano y el mundo "quedarán privados de esperanza".

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