septiembre 05, 2005

Katrina, como venía llegó

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Les pasó a los del norte, pero no hay razón para descartar que eso u otro parecido pase acá, allá, o en cualquier parte.
No es para criticar ni buscar responsables, en esta página no somos políticos chilenos, españoles o argentinos que especulan con la desgracia y con la muerte para llevar agua para su molino. Es simplemente para volver a poner los puntos sobre las íes.
He escuchado toda clase de opiniones y me sorprende que nadie vea un metro más allá del “fenómeno huracán”.
Desde los que ponen el acento contable y reducen todo a millones de dólares, hasta los que dicen: “son los mayores responsables del calentamiento, así que a joderse”, hay todas las variantes simplistas.
La destrucción se repara y los muertos se entierran, pero hay otros efectos que no van a tener remedio y entiendo que son mucho más graves.
Es plena temporada de huracanes, y la tierra sigue sacudiéndose en Japón y con maremotos en china.
El Katrina no es noticia vieja, no pasó, está pasando y sus consecuencias van para largo. No existe una sola razón para creer que no puede venir otro igual o peor.
La naturaleza como todo organismo vivo siempre busca el equilibrio, que si puede, será el que perdió o lo fijará a otro nivel y hasta que no lo encuentre seguirá moviéndose, buscándolo y éstas correcciones sucediéndose. En estos fenómenos hay siempre dos etapas, el hecho en si, y su repercusión sobre los hombres.
Haciendo un poco de memoria y atando cabos sueltos, recuerdo varios episodios naturales y de los otros que han golpeado a los EEUU y han marcado muy fuerte a su pueblo. Estoy convencido que es conveniente unirlos para ver lo que puede venir.
La retirada con vergonzosa derrota de Vietnam y el retorno de los combatientes marcó a fuego a varias generaciones, y modifico profundamente los valores de la sociedad americana. Sin superar este episodio vino la Tormenta del desierto y la invasión a Irak con la carga de las contradictorias declaraciones de sus dirigentes. También surgieron los escándalos Watergate, Clinton y otros muchos financieros.
Por si fuera poco el ataque al símbolo del poder financiero en Nueva York y al Pentágono, ícono del poder militar.
En menos de una década han tenido la evidencia que fallaron todos sus sistemas, que su dirigencia no es creíble, que su inmenso poder no los hace invulnerables, que sus antiguos aliados y socios no se fían de ellos y por si fuera poco se han ganado la repulsa de todo el planeta.
A principios de año aunque no los afectó, el Tsunami del sudeste asiático, que nadie pudo prever como tampoco lo de éste huracán, deja muy en claro que la naturaleza está mas allá de los sensores, los satélites y toda su tecnología. Casi podría decirse que no pueden prever si mañana será Domingo, Lunes o Martes.
Lo veo como si el pueblo americano bruscamente se hubiese quedado huérfano, sin casa ni parientes. Mientras los terroristas de cualquier color entran y salen como si estuvieran en su casa, los ciudadanos honestos han visto limitados sus derechos y libertades, están sometidos al permanente terror de las alertas oficiales por “H” por “B” o por “Z” y cuando no hay alerta viene el golpe de los hombres o de la naturaleza. Si entre las consecuencias de éste fenómeno deben reducir su nivel de vida, no tengo dudas que habrá consecuencias internas imprevisibles. Y hasta no sería alocado prever que van a encontrar un “chivo emisario”.
Lo que para mi es un hecho irreversible es que está cayendo un gigante con pies de barro, sume el impacto interno que en cada americano han producido estos hechos y coincidirá que 2+2=4, como siempre tardará más o menos en caer el decorado y sus últimos espasmos van a ser dolorosos.
Cae, para que no se confunda, por pérdida de la fe y cohesión interior. No es para festejar. Lo que muere es parte de nuestra de civilización, si se quiere la parte fea de la casa, y mal o bien nos afecta a todos. Creo que debemos tener algunos puntos muy en claro: que el tiempo de la naturaleza es distinto del nuestro, esto empezó y nadie sabe cuando y como acabará, Que Dios no es Argentino y que lo que hicimos con ésta tierra bendita que nos dio, también es una factura pendiente. Solo nos queda juntar toda la fuerza que nos legaron nuestros mayores, para mantenernos en pie y comenzar de nuevo “quizás viviendo como salvajes para poder seguir siendo Romanos”. Lo único que vale es lo que se tiene dentro, lo de afuera esta visto que se lo lleva el agua o el viento.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno, no confundir con apocalíptico, que la realidad real y verdadera que creamos no es ni chiste ni mala suerte