Docentes indecentes, gremios y mujeres.
En fin todos los sinvergüenzas perjudicando y crispando a los pocos que mantienen funcionando una nación a media máquina.
Un gobierno sin autoridad que no puede imponer la fuerza del estado para garantizar el orden de la ley porque estalla en pedazos y una feroz interna de dirigentes políticos, sindicales, sociales y empresarios exclusivamente para demostrar quien la tiene más larga.
Tiene su razón, estamos en vísperas del gran negocio del año: elecciones, para saber quien sigue becado en el candelero de titulares y quienes hacen mutis por un rato.
En rigor a nadie le importa la educación, los que ganan el pan con el sudor de sus frentes en fabricas, talleres, empresas o profesiones ni la seguridad, el derecho de circular y trabajar
Representatividad dicen que en estas tierras es electoral o con el control de la calle, lo que hace que entender algo es mucho más complejo
Yo controlo la indiada en las calles, yo el transporte y yo los precios.
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