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Leía noticias como de costumbre en la prensa de El Mundo cuando sentí que me miraban fijo. Busqué y en efecto desde un plato en que había comido una magníficas y enormes uvas negras un montoncito de semillas me clavaba los ojos, al instante se ataron solos cabos sueltos.
Si plantase estas semillas o aquella nuez dentro de muchos años alguien disfrutará del parral y las uvas o las nueces, ¡INCREIBLE! Hice para otros; porque yo hago, tu haces, todos hacen únicamente para eriquecerse más rápido y con menor esfuerzo o no caerse del corrupto sistema
Puede ser que en años los cerebros lúcidos de la facción política del municipio obliguen a talar las plantas porque no conjugan con el torno que ellos han decretado para la ciudad o algún futuro propietario las saque porque ensucian (¡)
VALE ¿pero ¿dónde voy? Pues a ninguna parte, acá estoy esta vez pasivo, solo incorporando los sutiles mensajes que la realidad me envía, prefiero asegurarme; por lo que no soñare con otros que coman nueces y uvas o hagan buen vino y lo comparto ahora con usted lector, quizás le pase lo mismo y nos beneficiamos los dos. Un paso tras otro piano piano va lontano
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