Sin cometer el error de ponerle nombre porque Scioli o Macri son Kirchner, podrán no parecerse pero tienen los mismos genes, unos son desvergonzados los otros la juegan de prudentes.
En estos tiempos de eufemismos y confusión del leguaje y las ideas es conveniente, marcar la hacienda, esto es nuestro, esto es extraño.
Si le dicen o cree que el naranja es el malo ¡ojo! usted dejara pasar y sentará a su mesa confiadamente al verde al azul y al colorado.
Socialmente se puede cometer errores al seleccionar amigos o tratar a ciertas personas; las consecuencias aún las graves son menores, en una guerra y esta lo es, aunque no escuche bombas ni disparos porque el objetivo no es eliminar personas ni demoler edificaciones, sino conquistar el pensamiento, semejantes errores son fatales.
La soberanía popular nace para reemplazar la certeza que todo poder viene de Dios y su errónea aplicación política: el derecho divino de los reyes.
El poder necesariamente viene de Dios, de lo contrario no lo sería, reside en la legitimidad de origen y lo revalida la legitimidad de ejercicio por encima de mayorías, leyes y bendiciones de pontífices o Naciones Unidas.
Sostener que la voluntad del Dios Supremo y Todopoderoso se puede asociar santificándola, con la de un humano revestido transitoriamente de poder es una confusión demencial.
Implica como mínimo ignorar que los caminos de la Providencia son ininteligibles e inescrutables.
Tengo por cierto que todo alzamiento contra un poder legítimo es un alzamiento contra Dios, lo cual no niega ni invalida la legitimidad de la defensa y resistencia. Resistir no es destituir, tampoco lo es ocupar un espacio vacío; me extiendo en el concepto para no dejar fisuras sabiendo cuanta gente de muy mala leche anda buscando un pelo en el huevo.
El verdadero objetivo de toda guerra justa no es aniquilar al enemigo sino ganar la Paz, dos objetivos que suelen confundirse o por priorizar uno se pierde el otro.
Por insistir en ese error estamos donde estamos.
El primer paso suele ser la tolerancia en el falso nombre de las instituciones y una mentirosa paz social, hasta que el mal deja de ser yuyo y es bosque, allí aparecen los ansiosos sin luces
Pretender que la voluntad y el mandato de volubles mayorías populares se prolonguen en el tiempo, es propio de dementes que no saben lo que dicen.
Hace ya tiempo Plutarco (125-46 AC) anterior a la doctrina cristiana, lo puso en claro para los que tengan dudas, en una cita que reitero: “La Divinidad utiliza a ciertos hombres con el fin de castigar la maldad de otros y hace de ellos unos carniceros, antes de aniquilarlos”. Es decir otorga el poder por un tiempo y con propósitos definidos, Eran las épocas paganas del Olimpo y cientos de dioses que competían entre ellos.
No hace falta mezclar religión y política, al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, ni retrotraerse a las elecciones de Poncio Pilatos y el Sanedrín.
La ley de Lynch, las guerras preventivas, el III Reich o los gobiernos con la variedad de disfraces peronistas, son más recientes como expresión de la justicia y veracidad de las mayorías numéricas y están en la memoria de todos.
Los delincuentes son víctimas de la sociedad, porque el hombre es bueno por naturaleza y la sociedad lo pervierte, J.J. Rousseau
Baste preguntarse cuanto avanzó el mundo desde el Terror y los filósofos franceses a la fecha para certificar lo dicho, pero sus falacias siguen rampantes como si fuesen el último hallazgo del pensamiento lúcido.
No pretendo suprimir las elecciones, quizás bastaría acotar las materias sobre las que pueden legislar sus representantes y abolir las prórrogas de mandatos, el primer paso que dieron los Romanos para destruir su República.
Las hambrunas, explotaciones y la esclavitud encubierta con los más sutiles disfraces se han multiplicado en todo el planeta a extremos desconocidos.
Que un legislador esté habilitado para crear y hacer un feriado por el Día Nacional de la empanada, modificar leyes de tránsito o cambiar los códigos civil y penal, sentenciar que ser varón o mujer es una simple decisión personal es una enormidad que no puede sostenerse en voz alta sin que a uno no se le caiga la cara de vergüenza.
Por Dios, es un hombre mayor el que escribe y lucidos adultos los que leen, no me vengan con que hay que educar, hacerlo en esta materia es tarea de años y generaciones; ahora estamos en una emergencia y las papas queman.
Bastan a mí entender estos tres ítems para identificar al enemigo.
Poco importa el nombre que tengan (Kirchner, Scioli Alfonsin, Macri, Carrió, peronistas, radicales etc.) o la etiqueta con la que se presenten: socialistas, social demócratas, nacionalistas, capitalistas, liberales o progresistas.
Los de derecha de centro o izquierda, los que están en el centro de los extremos y los ultra.
Todos tienen bien visible la marca en el orillo. Absolutamente todos tarde o temprano conducen al mismo lugar, sea en América, Europa, Asia o África: la anarquía y el caos. Ejemplos a la vista, dónde quiera buscarlos.
¿Qué dejaron Sadam Hussein, El Kadaffi, Rodriguez Zapatero, Berlusconi o los coroneles griegos?
Finalmente frente al revalúo y aumento confiscatorio de impuestos en BsAs he escuchado a un impresentable presidente de la SRA decir que si fuese un problema de la provincia con gusto colaboraría, saque su chequera Biolcatti y ayúdelo a Scioli.
Muchos otros piden ayuda para oponerse a los que votaron y viven en sus pueblos donde tienen sus negocios; primero recordar: que a Dios rogando y con el mazo dando; en los pueblos y a sus intendentes comiencen a apretar, que si no alcanza la ayuda vendrá sola.
En todo el interior del país ha comenzado una economía de guerra de la que nadie va a zafar cuando se desmorone el consumo prescindible. Un verdadero tsunami que llegará a la capital riéndose de los tontos que temen ser acusados de desabastecer para no asumir sus obligaciones de dirigentes
Gremialistas rurales o sindicales, devenidos en políticos negociadores profesionales con las cabezas ajenas para salvar una tajada del propio huerto.
Es hora de asumir las propias responsabilidades.
Piénselo cuantas veces quiera, no tiene vuelta, está muy a la vista.
Un amplio y variado menú para tentar a los ignorantes con paladares de plástico, incapaces de distinguir el bien del mal, la verdad del error o lo amargo de lo dulce.
1 comentario:
Estimado doctor LSO, le escribo asombrado, cuanto mayor es la confusión más claridad tienen sus entradas.
Me consta enlo que a mi respecta y a muchos que lo siguen, que sus lineas diarias ayudan a no enloquecer y poder leer lo que todos piensan en privado y callan en publico
Saludos
Jose Luis A.
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