LA CUENTA REGRESIVA

Por el Ing. Nicolas V. Gallo

 La cuenta regresiva no solo mide el tiempo que se va descontando para llegar al fin de este populismo cuyos resultados a la vista después una década son funestos.

 Más pobreza; más diferencias sociales; menos educación; menos infraestructura; menos energía; menor calidad de vida; inflación a punto de desbocarse; inseguridad extrema; excepcional déficit fiscal; desbalance en el comercio exterior; más villas miseria; cantidad de funcionarios enriquecidos como nunca antes hubo; federalismo nulo; ataques a la libertad de prensa; mentiras en el relato y en las estadísticas; distrato a los opositores; dilapidación de recursos públicos; cero planificación; abusos en el uso de los fondos de los jubilados; desprecio por el transporte público; record de promesas incumplidas; crisis energética; aprietes a la justicia; y una mezcla inadmisible de soberbia e incompetencia en los cargos públicos.

 La cuenta regresiva, valga el juego de palabras, también mide el tiempo para el regreso de la verdad, de la honestidad en la función pública, de la auténtica justicia social que es la igualdad de oportunidades. Para el regreso, en síntesis, de la vigencia compartida de los valores esenciales que dieron origen y razón de ser a la Nación 

 La sociedad, narcotizada por la vorágine del consumo y cegada por los regalos que no son tales como las tarifas subsidiadas, los planes sociales a diestra y siniestra y el futbol para todos, deberá prepararse para enfrentarse a la verdad. Que no es otra cosa que la realidad.

 La oposición responsable que pretenda gobernarnos cuando éstos se vayan, tendrá dos opciones: o seguir endulzando con evasivas el oído de los votantes y, de ganar, recibir la reacción del defraudado; o comenzar a educar a la sociedad para que se prepare para una etapa difícil donde los reajustes relativos van a generar el desasosiego y la angustia de nuevas realidades individuales y sociales.

 Este ilusionismo político ha durado 10 años. Es tiempo de volver a la adultez. La cuenta regresiva ya ha comenzado. Argentina no puede seguir saltando de la magia del populismo privatizador de los 90 al populismo estatizante actual. Hay, en el medio, un extenso campo donde el sentido común, la racionalidad, la docencia de la responsabilidad colectiva y de cada uno, debería adueñarse de las conductas de dirigentes y dirigidos.

 Seremos, entonces, un país normal, dispuesto a volver a ser lo que fue porque, para ello, tenemos todo lo necesario. Y el regreso a las fuentes será signo de progreso.

nicolasgallo@fibertel.com.ar