Arden los teléfonos, timbres, casillas de correo, señales de humo, código morse con espejos reflejando el sol y hasta palomas mensajeras llegan en bandadas.
Estando en la era de la comunicación con fantásticas tecnologías nada se deja de lado con tal de eludir escuchas espías o revelar el origen.
Parece que se despertaron todos porque se pincharon muchas burbujas o el miedo que no es zonzo cuando el ambiente huele a catástrofe recuerda el sabio y viejo consejo de no guardar todos los huevos en la misma canasta o al viejo Vizcacha de nuestro Martín Fierro: siempre es bueno tener palenque ‘ande ir a rascarse
Se sueltan lenguas y parece que todos saben o vieron algo y no pueden callarlo, las conciencias no soportan tanto peso; ya nadie cree en salvadores y libertadores, pareciera ganar adeptos la certeza que será trabajo de todos.
Es un proceso y como hoy ocurre una cosa impensada, mañana lo que se juzgaba imposible en nuestra tierra de gente supuestamente mansa y cómoda mañana dirá presente.
Lo curioso es que junto a los panqueques de última hora que se dan vuelta en el aire para no quemarse aparecen los que en su vida sumaron méritos para ser salvavidas de plomo.
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