Eso de hundir en la bolsa cotizaciones por anuncios o medidas políticas para hacerse de empresas por monedas - en este caso particular sin saber para qué- es viejo y ha sido exitoso para los maestros del sistema, PERO, cuando lo implementan improvisados aventureros en perjuicio de los profesores, no es previsible que los resultados sean los mismos.
Todo hace suponer que a la vuelta de la esquina les espera - nos espera un cachetazo de aquellos - o un patadón en el culo que los sacará volando del G 20 y otras cumbres, que tanto les gusta para enseñarle al mundo como se hacen las cosas.
Parece que el discurso estatizador nacionalista: malvinas, YPF- esta en la médula de lo único que les queda para juntar nabos que compensen disueltos apoyos perdidos.
De una forma o de otra es parte de la cuenta acumulada.
Vienen tiempos duros, no está de más recordarlo en plena Semana Santa, tiempo de contrición y penitencia.
Solo recordar que no fueron los imperialismos anglo-sajones sino los germanos quienes pidieron que Grecia vendiese sus islas y pagara sus deudas, razón de más para hacerse una idea.
Hasta el ordinario nacionalismo de la aerolínea de bandera, los ferrocarriles argentinos, la industria flor de ceibo: las vacas sagradas de peronistas, radicales, socialistas, anarquistas y progresistas de toda laya, se irán al carajo.
Nos hemos dejado quitar la fe, costumbres, tradiciones, hasta el respeto por nosotros mismos o el orgullo de ser argentinos y prostituido hasta el idioma, imagino que nos vamos a llorar por perder el carozo de las aceitunas.
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