Vaya uno a saber porque, no es que haya más hambre, pero los domingos se sensibilizan los paladares, a unos más a otros menos de acuerdo al bolsillo pero una vez por semana queremos ser Eminencias y recibir el consabido homenaje de un “Bocatto di Cardinale”
Personalmente los quesos son mi talón de Aquiles y no puedo menos que coincidir con don Alejandro Maglione un Señor de la buena masa, que sin caer en nacionalismos ordinarios insiste en producir artesanalmente como debe de ser, lo que ya tenemos.
En un país donde hay leche vacuna, ovina o de cabra, todos los climas y pasturas un producto de excelencia que no sea una imitación, que sea nuestro, posiblemente ni mejor ni peor, pero distinto que los “producidos en origen” hoy por hoy solo una fantasiosa etiqueta legal de proteccionismo regional; está todo industrializado y lo que se vende en Normandía, Saboya o Italia fue producido a cientos o miles de kilómetros de allí. Cuestión de costos dicen, pero en la buena mesa no mandan los billetes, sino el paladar y el respeto por lo que sirve y con quien se comparte.
Quisiera que una vez vistas y fijadas las imágenes que lo acompañan y cuyo sabor tengo fijado en la lengua, que este articulo sirviese para disparar un alerta a quien sepa donde comprarlos. Gracias.
Dejemos la introducción y vayamos a lo que importa: Un poco de creatividad dice Maglione, si ya se, y la esperanza que desaparezcan los ignorantes reglamentadores; pero poner las bases de la materia prima lleva su tiempo: sean montes con bellotas para alimentar patas negras, lecheras de calidad o lo que fuese, de cantidades, exportaciones y negocios hablemos después cuando nuestra tierra esté libre de pestes y sabandijas o pregúntele el señor Nucete, como un par de firmas de un imbécil pueden tirar a la basura el esfuerzo de una vida.
Ver todo en La Nación. Por si algún lector reclama la receta, habiendo queso, jamón y pan sobran chef, recetas y cocineros.
1 comentario:
QUESOS, FIAMBRES Y ENCURTIDOS con pan y alguna bebida, por ser domingo, pueden ser presentados en una buena mesa que nos brinde felicidad. No por ello deberíamos olvidar que los pervertidos gobernantes son quienes manipulan a conveniencia esta posibilidad, dificultando toda satisfacción.
Pretendiendo imponer "sus recetas" y "modelos" solo logran poner en evidencia que sobran "chefs y cocineros".
En tanto, mientras resulte posible: ¡Buen provecho!. Menos mal que estamos en Argentina.
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