La pobreza

Como respondiendo a una orden del alto mando Planetario en todo el mundo aparecen simultáneamente movimientos, marchas, movilizaciones convocatorias de artistas etc. contra la pobreza. Recién empiezo y ya tengo que hacer dos aclaraciones; dije “una orden” porque hasta para un ciego esto no es espontáneo. ¿Qué pasó, se nos vino la pobreza encima de golpe o nos atacó el virus de la solidaridad?. Para mi está clarísimo, esta movilización apunta a otro lado.
El “leit motiv” es la pobreza, pero nadie aclara a que se refieren. Hay pobres de espíritu a los que según el Sermón de la Montaña, se los llamó Bienaventurados porque de ellos será el Reino de los Cielos. Hay pobres porque carecen de bienes materiales, están los que no pueden tener todo lo que la propaganda consumista ofrece, los que no tienen donde vivir ni que comer y entre estos los que no lo tienen porque no hacen nada por tenerlo, del tipo de “ganaras el pan con el sudor de tu frente”, los que en vez de sudar prefieren esperar que alguien los ayude, y aquellos que viven en sistemas que no les permiten salir del pozo. Como se ve hay pobres para todos los gustos.
Serlo es una contingencia, lo grave es no poder dejar de serlo.
¿A que pobreza se refieren?. A la pobreza en si misma o a la pobreza en relación a.... Porque que yo sepa hasta los más ricos, son pobres en relación a sus ambiciones.
Uno esperaría ver en esas marchas a los interesados, desnutridos, rostros golpeados por la vida, precariamente vestidos y no. Ni uno de ellos. Todos bien, “medio pelo”. Ni uno de esos le paga a su empleada lo que debe, ni le da trabajo, no monedas, a un pobre de verdad para que deje de serlo. Son pura canalla de la peor especie.
Pobres hubo, hay y seguirá habiendo, aunque haya igualdad de oportunidades, porque las diferencias son intrínsecas a la condición humana. Unos harán las cosas bien otros a medias y otros mal, estarán los que terminan el trabajo mientras otros se deciden a comenzar y por lógica unos tendrán siempre más que otros. Quizás sea más equitativo, pero pretender suprimir la pobreza y los pobres es tan estúpido como pretender acabar con los petisos, los flacos o los gordos.
Ya ensayaron una manera de suprimirla, acabar con la propiedad privada. Nadie es dueño de nada. ¿Y? Aún matando a todos los pobres, no se termina, siempre quedarán unos más ricos que otros que serán los nuevos pobres. No veo que gracias a estas costosas movilizaciones algún pobre haya dejado de serlo o tenga un pan más en su mesa, pero si estoy seguro que muchos organizadores de estas algaradas han engrosado los saldos de sus cuentas bancarias. Si yo o muchos vendiésemos todos nuestros pocos o muchos bienes y se lo diéramos a los pobres, resolveríamos el problema, en pocos días iban a volver a ser pobres, y a ellos nos sumariamos nosotros. Por eso me sigo preguntando ¿a quien apunta todo esto? A movilizar la opinión pública y presionar a los responsables, podrá argumentar alguien. Ya los estoy viendo en sus lujosos despachos oficiales, tomando aceleradamente medidas para solucionar el problema antes que se agrande la bola de nieve. Oligofrénicos son los que participan, pero no los que organizan, ese sapo no me lo como. Ya van a mostrar la hilacha, y se vera la mano negra que está detrás.
Recién entraba este artículo en la “sala de estacionamiento y maduración” y comenzó aparecer la pata de la sota.
En Edimburgo marchas contra la pobreza y pidiendo la condonación de la deuda de los países pobres. Los manifestantes, jovencitos de pelo verde y con abundante gel, señoritas que ni para la cama sirven y los típicos activistas que se los huele hasta con viento en contra. Los mismos falsos de siempre, que están tan bien que no necesitan trabajar y se ocupan de marchas y protestas.
Ya se va aclarando el panorama, parece que el problema no era la pobreza sino los países pobres a los que hay que perdonarles la deuda, que sin duda no contrajeron para mejorar las condiciones de sus pueblos. ¿A quien beneficia el perdón de la deuda?, ¿a los pobres? Esta película ya la ví hace una semana. Se perdono la deuda de varios países de América, Bolivia en el sur y varios de Centroamérica. La noticia tenía sus bemoles en letra chica. Veámoslo en diálogo:
- Señor Presidente de NN hemos resuelto condonar la deuda de su país, al efecto debe integrar y firmar la solicitud de condonación que se adjunta y asumir los compromisos que permitirán acceder al beneficio y agilizar el trámite.
Los “compromisos” son adherir a tratados de libre comercio en ventajosas condiciones para los grandes. que se aseguran venderles espejitos de colores a cambio de nada. No se puede perjudicar a los grandes sindicatos americanos. Total la deuda ya había pasado a perdidas y ganancias o incobrables. El que tiene todo puede todo, hasta hacerse el generoso.
Si un país y su población son pobres por falta de recursos naturales tiene una muy limitada posibilidad de gasto público, ni hay recaudación fiscal ni exportaciones, menos contra la muralla de los subsidios, si a ello tienen que sumar el financiamiento de un complejo sistema democrático al que los obligan los mentores del mundo (parlamentos, funcionarios, etc. ) no veo como salen del pozo.
Parece entonces que va quedando claro, los pobres a nadie le importan un comino, son la canallesca excusa para una operación política internacional. Y los que adhieren, los viejos “compañeros de ruta” ¡Bah! camaradas encubiertos o los idiotas útiles de siempre.
Pero no para en eso la cosa, simultáneamente los “grandes de Europa” acuerdan deportar en vuelos charter a todos los ilegales para que los pobres de Europa, que son los únicos que trabajan de cualquier cosa porque quieren dejar de serlo, se vuelvan por donde vinieron, para seguir siendo en su tierra un poco mas pobres. Entiendo la xenofobia como entiendo que no es el problema, es la consecuencia, siempre digo que los espacios vacíos repugnan a la naturaleza.

Adelante Europa con uniones homosexuales, aborto, profilácticos etc. están abriendo la puerta no ya a nuevos ilegales, les van a caer por la cabeza continentes enteros. No se puede pretender ni esperar que llueva para arriba.