enero 31, 2006

Manual para la consulta médica

La vida cotidiana se ha vuelto muy compleja, es casi imprescindible conocer el manual, instructivo o “ver al dorso las indicaciones” a tener en cuenta para cualquier cosa; sea operar una batidora, microondas, automóvil, trámite jubilatorio, contratación de un seguro etc. Hasta los críos recién nacidos salen del hospital o sanatorio con su manual de higiene, alimentación, peso y programa de vacunas. Es imprescindible saber para que sirve y como funciona todo para no cometer imprudencias irreparables y obtener el resultado deseado.
Una consulta médica es importante porque si algo se puede dañar o romper es uno mismo, por eso se deben conocer ciertas pautas o códigos que le permitan tener el mejor resultado sin riesgos, algo así como una buena relación costo-beneficio.
Nunca se debe ir a una consulta sin un verdadero y real motivo. Parece elemental, pero hay mucha gente adicta y se corre el riesgo que el profesional, siempre presionado por el tiempo lo confunda con uno de ellos, por eso, en términos claros y sintéticos exponga antes que nada el motivo de su consulta, esto o aquello, dejando de lado los aditamentos. Jamás diga cosas innecesarias para llamar la atención o exponga un catálogo de síntomas, los médicos sabemos por experiencia que al que le duele todo y nada le cae bien, esta enfermo de la cabeza o va en busca de algo que no es un diagnóstico o tratamiento, llámelo compasión, certificado para presentar al trabajo o para presentar a la familia que no lo atiende como es debido. Jamás olvide que el médico aparte de ser un profesional del arte de curar, es por naturaleza un hombre como todos y por el reiterado ejercicio de la consulta acaba convirtiéndose en una verdadera cruza de médico, vista de aduana, policía y detective. Con semblantearlo nada más, conoce como el profesor o maestro; quien sabe y quien no, quien trae contrabando en la cartera o quien está por robar un auto o un comercio. Vaya con la verdad lisa y llana, absténgase de demostrar conocimientos médicos, lo más seguro es pasar por ignorante y confiarse al menos mientras todo vaya de palabra.
Deje que el profesional haga su trabajo, no le sugiera un diagnóstico o un estudio, lo está tentando a prenderse de lo que le ofrece y no pensar más, le reitero somos humanos como el que más, para equivocarnos nos bastamos solos no precisamos ayuda.
No cometa la torpeza de preguntar lo obvio. Recuerdo una señora que vino a la consulta por haberse levantado con náuseas malestar en el abdomen y dolor de cabeza; preguntada acerca de si había comido algo no habitual, respondió:
- yo como muy liviano un poco de ensalada, verduras, alguna fruta, de noche solo un te con leche, para cuidarme sabe? Pero a mi marido le regalaron un lechón, lo hicimos anoche a la parrilla y lo comimos todo.
¿Se imagina el esfuerzo que hay que hacer para no decirle una bestialidad?
Si por algún comentario suyo el profesional presume que usted ya pasó por varios médicos o hay uno en su familia que lo asesora ¡cuidado!, cambió el juego y esta del lado equivocado, por naturaleza el profesional al saberse supervisado perderá espontaneidad, libertad de razonamiento y se preocupará prioritariamente en cuidarse las espaldas antes que solucionar su problema. Todos sabemos que no hay lengua más venenosa que la de un colega.
A priori es de esperar que quien va a una consulta lo haga con la ilusión que le digan: “está fantástico, no tiene nada”. Sin embargo esas palabras lógicamente acompañadas de no pedir ningún análisis complejo y no darle una receta, generan en casi todos los casos una inocultable sensación de defraudación, el médico lo sabe y sabe que su comentario al salir será;
- este médico no sabe nada.
Con lo que aún estando sano se irá con una interminable lista de estudios y no menos de dos o tres medicamentos.
Si el motivo de su visita es hacerse uno de esos controles periódicos “porque ya tengo 40”, asuma que algo le van a encontrar, por lo que prevea tiempo para análisis, radiografías y toda la batería de chiches electromagnéticos, radares, sonares, sondas etc.
Estudios que ante la menor sospecha que algo no está como debe, habrá que repetir, por lo que un examen periódico cuando hace un tiempo que no lo efectúa, debe programarse como unas vacaciones, por un mes. Si tiene la fortuna de salir ileso y con garantía, guarde prolijamente todos los resultados y estudios efectuados, le van a ahorrar mucha plata y discusiones en el futuro.
Si por cualquier razón usted entra en el mundo de la medicina, hágalo aceptando las reglas de juego, es como si cambiara de dimensión. La medicina y su gente conforman un mundo donde no existen las matemáticas ni las ciencias exactas, todo puede tener una o varias soluciones e incluso ninguna. Todo es relativo, y especialmente en esta época acepte que la democracia se da de patadas con esta ciencia, confíe en un médico, si busca dos es peligroso y si son tres sus posibilidades han caído en proporción geométrica, acá las mayorías casi siempre se equivocan, el “consenso” no funciona y comienzan a jugar otros dos factores que siempre le van en contra: “la ética profesional” y el “esprit du corp”. No se debe jugar con fuego y si lo hace, recuerde que un fósforo quema menos que una pira. El que quiere saber todo pasa automáticamente de cliente a enemigo, acepte que son casi infinitas las cosas que no se saben o no tienen explicación y muchas más las que el profesional ignora, por lo que no hay cosa que nos agreda más que un civil (paciente) nos someta a examen. Sea muy humilde, no olvide que nuestra profesión es un sacerdocio y tenemos mucho de dioses.
Creo que para comenzar alcanza, otra vez volveré sobre la 2º etapa, cuando de las palabras se pasa a los hechos, cuando se deja el consultorio para ir a la cama del Sanatorio. Etapa difícil le adelanto, ya hasta en lo postural pasa de sentado o parado, a estar acostado, es decir sin abrir la boca esta rendido y entregado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Magnífico instructivo para el uso de la medicina.
Felicitaciones