Creo que ni a propósito se hubiera podido, en dos días de ceremonias, haber conseguido semejante ensalada de poses, ideologías, invocación a personajes mitológicos, mentiras históricas, racismo y etnias falseadas, todo bien aliñado con un aceite de ingenuidad.
Hubo de todo y para todos los gustos, el error fue mezclarlo, con lo que nadie quedó conforme.
Esto será únicamente una simple exposición de hechos, su análisis necesariamente requerirá un mínimo de tiempo, lo contrario sería caer en “suposiciones o impresiones” sin mayor fundamento que el subjetivo impacto de lo visto u oído.
Hasta ahora sólo son palabras, de esas que se lleva el viento, a todas o algunas. Hubo y no son muchos, hechos y esos si se exprimirán hasta donde se pueda.
Comenzó el sábado con una ceremonia supuestamente ancestral, para investir del mando al nuevo jefe o Rey acompañado de los altos sacerdotes, versión personal y moderna de las antiquísima alianza del poder civil y la Religión por el que el gobernante pasa a ser encarnación de la Divinidad, muy a lo Faraón, más retrógrado si se quiere para un socialista moderno que las Monarquías de Derecho Divino.
Al día siguiente el acto civil de asunción del mando y la ceremonia de juramento. Siguiendo con el menú ensalada, ropa de diario con supuestos detalles indígenas, ocultando hábilmente por qué o por quién jura y lo hace con el puño izquierdo arriba a lo Republicano español y la otra mano en el pecho, quizás un atávico reflejo de defensa de cuando sus antecesores sacrificaban a humanos a sus dioses extrayéndoles el corazón.
Primero habla el vicepresidente García Lineras (el tapado) un maestro del “Ni” (ni esto ni lo otro) y cita un solo nombre que aclara toda duda: “Montesquieu” por lo que resulta hermano de leche, han mamado de la misma teta que Robespierre, Marat, Saint Just. Para muestra basta un botón.
A continuación y por casi dos horas lo hace el nuevo mandatario que no lee, solo tiene un ayuda memoria. En un fluido y correctísimo castellano, con una dicción que ya quisieran más de un payaso gobernante, con sencillez, sin explosiones temperamentales, ni gesticulación ridícula y grandielocuente. Sorprende su aplomo y compostura, casi diría que impropia de un actual jefe de estado latinoamericano. En un par de ocasiones hizo referencias circunstanciales a alguno de los presentes y retomó el hilo de la exposición con envidiable solvencia, solo en una oportunidad hizo algún comentario a Chávez que pretendió asumir protagonismo y quedó hablando solo, porque lo corto en seco retomando el curso de la exposición.
Repitió casi hasta el cansancio “que no venía con resentimientos” ni a “cobrarse viejas deudas”, que se había aplicado en detallar, agradeció sin que sepa qué, a Castro a Chávez y a un tal Kirchner. Recordó a un cacique NN, a Castro y a Guevara, el único que recibió un estruendoso aplauso de los presentes. Afirmo que el cambio hacia una nueva Bolivia se iba a hacer con votos y no con balas, sus mentores nunca pensaron ni hicieron lo mismo ¿Por qué los admira?
Pasó facturas sin complejos a presentes, ausentes, vivos y muertos.
Afirmó que o gobiernan los ricos o los pobres, esto es marxismo puro, “lucha de clases”, pero sin balas con votos, es decir los pobres mandan y los ricos se bajan los pantalones.
Definiciones muy claras bien aderezadas con crema y chocolate. Como para que no queden dudas de los métodos del personaje, entre los invitados hubo un preferido y muchos relegados o ignorados. El gran mimado fue el Presidente de Chile Ricardo Lagos. Chávez, Lula y el tal Kirchner como si no existieran, no les dio el gusto de valerse de “su” fiesta para su propia promoción. El Paraguay que está del otro lado del alambrado, parece de otra galaxia.
Hasta acá lo que se vio y escuchó en Bolivia. En Argentina una muy desdibujada cobertura de medios en directo y ninguna de prensa. Hasta hubo un periodista que recurrió a un analista político para que explicara si el discurso de Morales era de derecha o de izquierda (¡!) Al típico progresista sudamericano le patea el hígado que haya sacerdotes aunque sean indígenas, que diga que no tiene odios ni resentimientos, esté dispuesto a ser amigo de los EEUU y que no haya leído su primer decreto confiscando las tierras y recursos naturales. Tiempo al tiempo por ahora solo huele mal.Para mayor información sobre estos nuevos indígenas, dejo otra opinión para su análisis. (Ver: "Asoma en la región un nuevo racismo: Indios contra blancos")
Hubo de todo y para todos los gustos, el error fue mezclarlo, con lo que nadie quedó conforme.
Esto será únicamente una simple exposición de hechos, su análisis necesariamente requerirá un mínimo de tiempo, lo contrario sería caer en “suposiciones o impresiones” sin mayor fundamento que el subjetivo impacto de lo visto u oído.
Hasta ahora sólo son palabras, de esas que se lleva el viento, a todas o algunas. Hubo y no son muchos, hechos y esos si se exprimirán hasta donde se pueda.
Comenzó el sábado con una ceremonia supuestamente ancestral, para investir del mando al nuevo jefe o Rey acompañado de los altos sacerdotes, versión personal y moderna de las antiquísima alianza del poder civil y la Religión por el que el gobernante pasa a ser encarnación de la Divinidad, muy a lo Faraón, más retrógrado si se quiere para un socialista moderno que las Monarquías de Derecho Divino.
Al día siguiente el acto civil de asunción del mando y la ceremonia de juramento. Siguiendo con el menú ensalada, ropa de diario con supuestos detalles indígenas, ocultando hábilmente por qué o por quién jura y lo hace con el puño izquierdo arriba a lo Republicano español y la otra mano en el pecho, quizás un atávico reflejo de defensa de cuando sus antecesores sacrificaban a humanos a sus dioses extrayéndoles el corazón.
Primero habla el vicepresidente García Lineras (el tapado) un maestro del “Ni” (ni esto ni lo otro) y cita un solo nombre que aclara toda duda: “Montesquieu” por lo que resulta hermano de leche, han mamado de la misma teta que Robespierre, Marat, Saint Just. Para muestra basta un botón.
A continuación y por casi dos horas lo hace el nuevo mandatario que no lee, solo tiene un ayuda memoria. En un fluido y correctísimo castellano, con una dicción que ya quisieran más de un payaso gobernante, con sencillez, sin explosiones temperamentales, ni gesticulación ridícula y grandielocuente. Sorprende su aplomo y compostura, casi diría que impropia de un actual jefe de estado latinoamericano. En un par de ocasiones hizo referencias circunstanciales a alguno de los presentes y retomó el hilo de la exposición con envidiable solvencia, solo en una oportunidad hizo algún comentario a Chávez que pretendió asumir protagonismo y quedó hablando solo, porque lo corto en seco retomando el curso de la exposición.
Repitió casi hasta el cansancio “que no venía con resentimientos” ni a “cobrarse viejas deudas”, que se había aplicado en detallar, agradeció sin que sepa qué, a Castro a Chávez y a un tal Kirchner. Recordó a un cacique NN, a Castro y a Guevara, el único que recibió un estruendoso aplauso de los presentes. Afirmo que el cambio hacia una nueva Bolivia se iba a hacer con votos y no con balas, sus mentores nunca pensaron ni hicieron lo mismo ¿Por qué los admira?
Pasó facturas sin complejos a presentes, ausentes, vivos y muertos.
Afirmó que o gobiernan los ricos o los pobres, esto es marxismo puro, “lucha de clases”, pero sin balas con votos, es decir los pobres mandan y los ricos se bajan los pantalones.
Definiciones muy claras bien aderezadas con crema y chocolate. Como para que no queden dudas de los métodos del personaje, entre los invitados hubo un preferido y muchos relegados o ignorados. El gran mimado fue el Presidente de Chile Ricardo Lagos. Chávez, Lula y el tal Kirchner como si no existieran, no les dio el gusto de valerse de “su” fiesta para su propia promoción. El Paraguay que está del otro lado del alambrado, parece de otra galaxia.
Hasta acá lo que se vio y escuchó en Bolivia. En Argentina una muy desdibujada cobertura de medios en directo y ninguna de prensa. Hasta hubo un periodista que recurrió a un analista político para que explicara si el discurso de Morales era de derecha o de izquierda (¡!) Al típico progresista sudamericano le patea el hígado que haya sacerdotes aunque sean indígenas, que diga que no tiene odios ni resentimientos, esté dispuesto a ser amigo de los EEUU y que no haya leído su primer decreto confiscando las tierras y recursos naturales. Tiempo al tiempo por ahora solo huele mal.Para mayor información sobre estos nuevos indígenas, dejo otra opinión para su análisis. (Ver: "Asoma en la región un nuevo racismo: Indios contra blancos")
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