Vienen días negros por eso lo invito a viajar a donde se le
Irán las ganas de quejarse.
Un libro se puede cerrar, la realidad no se puede ignorar.
Conocer otras tierras, tiempos, costumbres y culturas. Generalmente
están previstos para que se identifique
con un personaje y se
integre al relato y su ámbito
Hay excepciones que confirman la regla, un libro duro de pe
a pa
Le pasan cosas muy feas a todos desde “se lo veia venir” al le paso por tonto y
tolerante o por hijo de una gran puta.
Están casi todos los de hoy Señores, Nobles, poderosos, mercaderes,
comerciantes, humildes productores, esclavos, siervos, religiosos, judíos,
mercenarios, hermandades y sociedades de artesanos, hoy sindicatos, la
geopolítica y el comercio global, la hipocresía rampante los envuelve a todos.
Terminando su segunda lectura no he podido terminar de
digerirlo, no es un “tente en pie”, pero
si se que aprendí muchas cosas de la vida y usos cotidianos que no sabía y a
pensarlo dos veces antes de levantar una piedra para lapidar al canalla que
pasa por mi puerta mirando torcido, casi un germen de lo que nos desvela hoy
Vale para saber donde vamos, saber de donde venimos.
Esta vez lo llevo a
Barcelona, Cataluña y Aragón.
Poca ficción Barcelona existe, la rambla no estaba pero si la Boquería y la catedral de
Santa María del Mar, quizás cuando termine exclame ¡Benditas seas Argentina,
estamos en el cielo!
Si es así de nada por el regalo.
¡¡¡Señora!!! Para usted tambien es
“LA CATEDRAL DEL
MAR” de Ildefonso Falcones de Sierra.
Penguin Random House, gropo editorial
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