Una escondida, hablando sola, nadie la ve ni la escucha,
otra pidiendo perdón porque está aprendiendo, el jardin de infantes gobernante
pidiendo que le planten un muerto del malón mapuche de ladrones que parece ser
el reemplazo de una Tupac Amaru
insostenible desde que se pudrió el Maduro.
Heidi da tanta pena que estoy presumiendo que la votan por
lástima, en una campaña de anuncios en la que nadie habla de cómo y que va
hacer parece un plataforma electoral tan solida como cualquier otra.
Hasta los clásicos atentados y muertos preelectorales son de
una ordinariez e improvisación que asusta, capaces de borrarle el prontuario a
la ministro de seguridad y hacerla aparecer como una Académica en la materia.
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