Dos grandes lecciones se recogen de los comicios venezolanos.
Por un lado el absoluto desprecio de un dictador por los ciudadanos, al pretender esconder su derrota tras la acusación que la abstención fue producto de la intervención de los EEUU financiando el retiro de los opositores. Nadie le impidió a los Venezolanos votar a los candidatos de Chávez. Toda la prensa disimulando la derrota de la dictadura, se pueden ensayar miles de argumentos para explicar que el 75% de los Venezolanos se hayan abstenido (cifras oficiales, que en la realidad posiblemente superen el 80), todo dentro de las elucubraciones, no obstante hay un hecho que resiste todos los argumentos que expongan los expertos en alquimia electoral, y los resiste porque es una verdad absoluta: el 75% no votó a Chávez, por lo que su “mayoría absoluta” no llega ni al 25%, esto es así y no se puede discutir. Esa es la gran lección de Venezuela.
La otra, que debiera ser ejemplar para toda América, es la indignidad de los políticos que al mismo tiempo que acusan a los tiranos de fraude, se presentan a esas mismas elecciones en pos de “arañar” aunque sea una banca en la legislatura, como para “seguir tirando” tal como fue la vergonzosa experiencia Argentina, dónde no bien terminada la elección el tirano compraba el pase de “diputados opositores” electos o decidía quien asumía y quien no.
No se puede ser opositor a un tirano demostrando la misma ambición de poder y figuración que estos.
He escuchado el argumento, “no se puede permitir que tenga toda la mayoría” ¿por qué? Si hasta ahora hizo todo lo que quiso con mayoría o sin ella, con Poder Legislativo o con una parodia del mismo. Basta de hipocresía.
Venezuela tuvo su oportunidad y la usó con los recursos que tuvo a mano, su gesto tiene nombre “resistencia civil” que es indigesta para todos los tiranos. Ahora viene la etapa de la histeria y el desquicio cuando sientan que el poder absoluto se le escapa de las manos. Ensayarán toda clase de medidas y provocaciones amparados en un mandato mayoritario inexistente. En los próximos días quedará bien patente quienes son lo que lo sostienen y le dan letra para sus excesos, aún disfrazados de demócratas gendarmes del mundo. Se están quemando las etapas y las piezas de ajedrez del que hablaba ayer, pueden comenzar a sangrar. Toda la prensa sin excepción se abstuvo de mencionar que la “mayoría” era del 25%, hasta “La Nación” que trabaja de opositor al eje Caracas-Bs. As. se refirió en su edición digital, que a media mañana cambió, al extraordinario triunfo de Chávez, titular que no se sabe si salió del diario o lo recibió por correo electrónico desde “la Rosada”.
En Argentina montaron el mismo circo con el aval de todos los cadáveres insepultos y pretendieron instalarlo casi como un “referéndum”, saben que no fue así y les comienzan aparecer las facturas de tres años de fiesta, consecuencia: la histeria desatada que será cada día peor, mentira tras mentira, hoy este enemigo, mañana aquel, solo les queda amenazar y meter miedo. La culpa, lo hemos dicho, no la tiene el que avanza sino los que por falta de convicción retroceden. En otra oportunidad lo escribí, antes de levantar la bandera hay que limpiarse las manos.¡Gracias Venezuela por el ejemplo! aunque nos avergüence. Vienen días negros para todos, quiera Dios que sepamos estar a la altura de las circunstancias.
Por un lado el absoluto desprecio de un dictador por los ciudadanos, al pretender esconder su derrota tras la acusación que la abstención fue producto de la intervención de los EEUU financiando el retiro de los opositores. Nadie le impidió a los Venezolanos votar a los candidatos de Chávez. Toda la prensa disimulando la derrota de la dictadura, se pueden ensayar miles de argumentos para explicar que el 75% de los Venezolanos se hayan abstenido (cifras oficiales, que en la realidad posiblemente superen el 80), todo dentro de las elucubraciones, no obstante hay un hecho que resiste todos los argumentos que expongan los expertos en alquimia electoral, y los resiste porque es una verdad absoluta: el 75% no votó a Chávez, por lo que su “mayoría absoluta” no llega ni al 25%, esto es así y no se puede discutir. Esa es la gran lección de Venezuela.
La otra, que debiera ser ejemplar para toda América, es la indignidad de los políticos que al mismo tiempo que acusan a los tiranos de fraude, se presentan a esas mismas elecciones en pos de “arañar” aunque sea una banca en la legislatura, como para “seguir tirando” tal como fue la vergonzosa experiencia Argentina, dónde no bien terminada la elección el tirano compraba el pase de “diputados opositores” electos o decidía quien asumía y quien no.
No se puede ser opositor a un tirano demostrando la misma ambición de poder y figuración que estos.
He escuchado el argumento, “no se puede permitir que tenga toda la mayoría” ¿por qué? Si hasta ahora hizo todo lo que quiso con mayoría o sin ella, con Poder Legislativo o con una parodia del mismo. Basta de hipocresía.
Venezuela tuvo su oportunidad y la usó con los recursos que tuvo a mano, su gesto tiene nombre “resistencia civil” que es indigesta para todos los tiranos. Ahora viene la etapa de la histeria y el desquicio cuando sientan que el poder absoluto se le escapa de las manos. Ensayarán toda clase de medidas y provocaciones amparados en un mandato mayoritario inexistente. En los próximos días quedará bien patente quienes son lo que lo sostienen y le dan letra para sus excesos, aún disfrazados de demócratas gendarmes del mundo. Se están quemando las etapas y las piezas de ajedrez del que hablaba ayer, pueden comenzar a sangrar. Toda la prensa sin excepción se abstuvo de mencionar que la “mayoría” era del 25%, hasta “La Nación” que trabaja de opositor al eje Caracas-Bs. As. se refirió en su edición digital, que a media mañana cambió, al extraordinario triunfo de Chávez, titular que no se sabe si salió del diario o lo recibió por correo electrónico desde “la Rosada”.
En Argentina montaron el mismo circo con el aval de todos los cadáveres insepultos y pretendieron instalarlo casi como un “referéndum”, saben que no fue así y les comienzan aparecer las facturas de tres años de fiesta, consecuencia: la histeria desatada que será cada día peor, mentira tras mentira, hoy este enemigo, mañana aquel, solo les queda amenazar y meter miedo. La culpa, lo hemos dicho, no la tiene el que avanza sino los que por falta de convicción retroceden. En otra oportunidad lo escribí, antes de levantar la bandera hay que limpiarse las manos.¡Gracias Venezuela por el ejemplo! aunque nos avergüence. Vienen días negros para todos, quiera Dios que sepamos estar a la altura de las circunstancias.
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