Habiendo publicado a un ritmo diario las ultimas semanas opiniones y reflexiones, ha llegado el momento
que los hechos den su opinión a través de efectos y consecuencias.
Vale tanto para la impune corrupción nacional, la megalomanía
del cambio reformador como para el engendro alfonsinista de blindar un régimen
oligárquico político con el MERCOSUR, contra todo cambio.
Se supone que quienes lo integran son países libres,
independientes y soberanos, expulsar a uno porque no se adapta a los criterios políticos
de los otros es un intolerable afrenta,
rompa relaciones a quien no le guste y basta de poses.
Sean Venezuela o Maduro las victimas.
No me juego por personas sino por principios y valores.
Absolutistas y totalitarios de un lado y del otro como pocas
veces resulta tan evidente.
Venezuela vegeta con dólares en efectivo cantante y sonante
que el rudo Trump le paga por todo el petróleo que produce y le facilita una
cabeza de playa en Cuba de la mano de los chacales del caribe para completar
negocios.
El resto de los sicarios sin vergüenza resuelve si deben o
no modificar la constitución.
En Argentina para no dejar de sorprender al mundo los
totalitarios son demócratas respetuosos de la soberanía y libertad ajena y los
democráticos republicanos son vulgares tiranos.
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